martes, 30 de septiembre de 2008

San Sebastian II



Dos días después de regresar de San Sebastian y con el síndrome de Estocolmo un tanto presente me siento por fin delante del ordenador, con la intención de ver el nuestra página web (esa que tanto prometimos alimentar y que casi muere de inanición, como nosotros, alimentados día si día también a base de bocatas de producción y hamburguesas del Va Bene) algo que me haga recordar lo que ha ocurrido allí en estas dos últimas semanas. Me cuesta un poco, porque parece que ha desaparecido ese link con información de última hora sobre el Festival. Pero aún así he conseguido ver entero el Making Off de Michel. ¡Y me ha gustado! No sólo eso, sino que tengo que agradecer a Michel que hiciera este trabajo para que yo me haya dado cuenta hoy mismo de todo lo que me he perdido. Tengo la sensación de que hemos vivido dos Festivales diferentes, o paralelos. Y desde luego el mío no tiene tantas imágenes. Lamento no haber visto más de cerca a Antonio Banderas, a pesar de haber preparado la grabación del programa de Lucas en el Maria Cristina. O haber acompañado a Michel o a Lauro a hacer la entrevista a Colin Firth. Me hubiera encantado ver la peli de Rosales, estar en la rueda de prensa y haber ido con Alberto Bermejo a entrevistarle. A la directora libanesa me la crucé en el Maria Cristina, en la famosa terraza donde todo el mundo la entrevistaba, y me pareció extraordinariamente guapa. Creo que sólo por eso quiero ver su peli. Y me han resultado muy emocionantes algunos planos en el back stage donde sale Meryl momentos antes de recibir el premio Donosti (planos que sé de buena tinta que fueron robados por Manolo Rojo, muy a pesar de Marta Berraondo, y con la correspondiente bronca al equipo). En fin. Creo que las únicas imágenes de mi Festival que se corresponden con las del making off son los planos de la Concha desde mi habitación del Londres, y el sol que hacía todo el tiempo que conseguíamos salir del zulo del Kursaal. Del resto de momentos (de los buenos, que han sido muchos, de los malos ni tengo fotos ni me quedan recuerdos) me quedo con esta foto del equipo de producción, el día que conseguimos ir a una fiesta y vestirnos todos de negro, ad hoc con las circunstancias.

Tropic Thunder



El mítico trío formado por Mercedes, Susana y yo tardó una semana de estancia en el Festival de Cine de Sanse en encontrar tiempo para meterse en el cine a ver una peli, y eso a las once de la noche. La elegida fue Tropic Thunder, dirigida, escrita, producida e interpretada por la figura clave de la comedia americana de fin de siglo y comienzo de milenio, Ben Stiller. La peli es irregular y no alcanza el status de obra total que busca (con menos medios más lejos llegó la obra maestra absoluta de la comedia de los últimos treinta años, Algo pasa con Mary, también protagonizada por Stiller, resumen y cierre de la historia de la comedia americana, y texto fundacional para las nuevas generaciones), pero es de agradecer que los festivales de cine programen en Sección Oficial, aunque sea fuera de competición, películas tan alejadas del patrón medio de lo que es exhibible en un festival.
El caso es que Susana y yo nos quedamos fritos en la proyección, y Mercedes nos tuvo que contar los mejores gags de la peli, a la par que despertarnos por turno. Afortunadamente, todos vimos la prodigiosa aparición de Tom Cruise en el papel de productor despiadado, presencia que se merienda toda la peli él solito, y que debería bastar para que le den todos los premios que en el mundo mundial se dan a los secundarios.
Tropic Thunder es una mezcla de Aterriza como puedas y Ocho y medio, en el que que Ben Stiller se dedica a soltar bilis hilarante sobre todo contra el famoso método, aunque hay chistes para todos, sin que se le vaya la mano en cuanto a gracias para iniciados; y cabría decir que es una de las pocas películas a las que menos presupuesto les hubiera venido bien.

San Sebastián

Para los tres o cuantro lectores del blog que se asoman de vez en cuando, contaré que este surgió el año pasado, a la vuelta del Festival de San Sebastián, y que la idea era compartirlo con Susana y Mercedes, mis colegas en aquella odisea. Los tres hemos repetido este año; y es posible hacerse una idea de lo agotador que ha sido por el hecho de que un grafómano como yo, que escribió entradas sin parar en Cannes, no haya tenido tiempo ni energía para consignar ninguna de las muchas anécdotas que nos han acaecido. Tal vez el momento más interesante fue el baile que un completamente ebrio (Pin y) Pons se marcó con el enemigo (o sea, el inefable equipo de Gomaespuma, una de las sumas de mayor incompetecia que han visto los siglos), y del que hay un vídeo espeluznante (por forma y contenido) que por aclamación popular habrá que subir a youtube, si encontramos al poseedor. Como ya hemos sobrevivido a la vuelta no vamos a entregarnos a la tarea narcisista de enumerar heridas; y los (muchos) momentos de felicidad pertenecen al ámbito de lo personal. Cómo sólo me he visto seis películas las comentaré de tres tiradas en próximas entradas, y a resucitar el blog entre los tres.

domingo, 14 de septiembre de 2008

NOMBRES

Hace poco más de un año que me mudé al barrio donde vivo ahora, entre Delicias y Méndez Álvaro, residencial y muy tranquilo. En mi misma calle está la biblioteca pública Joaquín Leguina, que tiene también una pequeña sala de exposiciones y tenemos cerca algunos otros servicios públicos interesantes. Lo último que van a inaugurar es una guardería de la comunidad, también en mi misma calle. Terminaron las obras en primavera y parece un lugar muy agradable, el sitio donde uno llevaría a sus hijos sin dudarlo (aunque sé perfectamente que yo nunca podré llevar a mis hijos, si los tengo, a una guardería pública, por más que esta me guste y esté junto a mi casa, que como ya me explicó Ana Jesús, la documentalista de Gente, piden unos requisitos que te hacen dar gracias al cielo de que no te admitan al niño) : casitas luminosas, modernas, junto a un parque infantil y con un enorme jardín en la parte trasera. Pues bien, a principios de mes colocaron un cartel (un folio pegado con cinta aislante a la pared, escrito con rotulador), donde se decía que ya estaba abierto el plazo de inscripción. Al día siguiente, apareció otro cartel, más sofisticado, atornillado a la misma pared, donde se leía: Escuela Infantil de la Comunidad de Madrid EL JARDÍN DE LAS DELICIAS. No se si es el nombre más apropiado para una guardería, pero desde luego es un nombre fácil, por lo del jardín y por lo de Delicias. Pero dos días mas tarde, este cartel desapareció, o más bien fué sustituido por otro más grande, donde se leía: Escuela Infantil de la Comunidad de Madrid ROCÍO DURCAL. Menuda sorpresa! Yo casi prefería el otro nombre... no es que me importe mucho, pero es que cada día paso por delante un mínimo de dos veces. Y sinceramente, no me parece que un espacio donde hay niños de 0 a 3 años sea el lugar más adecuado en la ciudad para hacerle un homenaje a esta cantante (que por otro lado me gusta mucho, me se las canciones de todas las peliculas que hizo cuando era jovencisima, tipo Marisol). Pero debe ser que a alguien se le había olvidado comentar en algún despacho que había que poner este nombre a algo en algún momento y hubo otra persona en otro despacho que decició libremente el primer nombre y luego se vieron obligados a cambiarlo... vaya usted a saber. El caso es que hoy he vuelto a pasar por delante de la guarde. Y ¡de nuevo el cartel ha sido sustituido! Este vez pone: Escuela Infantil de la Comunidad de Madrid EL JARDÍN DE LAS DELICIAS! Estupor. Algo ha pasado en varios despachos a la vez, me imagino a funcionarios haciendo llamadas sin parar, corriendo por los pasillos, discutiendo en reuniones hasta altas horas de la madrugada para solucionar el problema... Y quién sabe. A lo mejor mañana tenemos un nuevo cartel.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Vicepresidentes



Como ya he escrito varias veces por aquí, estoy convencido de que McCain va a ganar las elecciones, y, por lo que veo, por una distancia abrumadora a poco que no meta la pata. Y además, aún a riesgo de que esta opinión influya decisivamente en el curso de la campaña electoral, me alegraré porque me parece mejor candidato que Obama (cosa que tampoco tiene demasiado mérito). También he contado que mis simpatías por MaCain provienen de la lectura del retrato que hace Foster Wallace del candidato en un artículo que escribió para Rollig Stones en las primarias que perdió contra Bush (desgraciadamente). Hoy andaba por la biblioteca de mi barrio devolviendo libros y me he vuelto a leer la introducción, donde cuenta como McCain saltó del asiento de su avión cuando fue alcanzado sobre Hanoi, y cayó sobre un estanque con los dos brazos y una pierna rota, lo que aprovecharon los lugareños para lincharle (con buenos motivos, tampoco nos vamos a engañar), y se salvó por los pelos de morir (aunque le apuñalaron la entrepierna y le rompieron más huesos) porque lo tiraron en un jeep y lo llevaron a una prisión donde lo volvieron a dejar tirado, hasta que a la semana un médico le "arregló" las fracturas a lo bestia y sin anestesia. McCain estuvo a punto de morir en aquel agujero tras quedarse en cuarenta y cinco kilos, pero se le apareció la Virgen en forma de Comandante vietcongués cuando le dijeron que se podía marchar (aunque todavía no se podía mantener en pie). Como es sabido, McCain, cuyo padre acababa de ser nombrado almirante de la flota del Pacífico, se negó a ser liberado por delante de prisioneros que llevaban mucho más tiempo en manos del Vietcong, lo que a corto plazo le valió una paliza con costillas y dientes rotos, a medio plazo cuatro años metido en una caja, y a largo plazo la (casi segura) Presidencia de los EEUU.
Mientras McCain ha elegido con lógica a un candidato a la presidencia más joven que él, con un futuro potencialmente brillante en el mundo de la política, y tan heterodoxo como él (una mujer que ha limpiado de un plumazo en Alaska todo el establishment corrupto propio de una zona con mogollón de petróleo, y que, como Zapatero, pero a lo bestia, ha devuelto 1200 dólares a cada habitante gracias al superávit fiscal obtenido con una política sensata de recorte de gastos públicos), Obama se lleva a alguien que, en el caso de que ganen las elecciones, nunca podrá aspirar a llegar a Presidente, porque con la edad que tiene ahora, dentro de ocho años sólo podría aspirar a ser Papa, sin contar con el hecho de que alguien que presume de traer el cambio se presenta con un senador que lleva cerca de medio siglo de político profesional. Aunque realmenta la Palin me cae bien porque en El País la han presentado como una especie de monstruo, una imbécil que, además de ser antiabortista, está en contra de la educación sexual en las escuelas (desgraciadamente es probable que esto no sea cierto) y defiende la enseñanza del creacionismo (aunque cuando rascas un poco esto tampoco es exactamente así), por no hablar del famoso embarazo de su hija de diecisiete años, que porque es imposible, que si no se insinuaría que la ha violado la candidata. Al parecer, más del 80% de los habitantes de Alaska consideran positivo su paso por el puesto de Gobernador, pero este dato, qué curioso, no lo he encontrado en El País. Y desde la izquierda hay quién se queja de su falta de experiencia! Bien, sabemos desde hace siglos que la viga en el ojo propio no sólo no impide sino que facilita la percepción de la paja en el ajeno.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Johnson & Boswell



La edición que ha publicado El Acantilado de la tan celebérrima como marciana Vida de Samuel Johnson, de James Boswell, bastaría como prueba de que vivimos la edad de oro de la edición en nuestro país. Se trata de una traducción de la obra completa, con todo tipo de notas, introducciones, variantes y demás (que dudo yo que haya muchas otras en otras lenguas): casi dos mil páginas de minuciosa descripción de la vida del doctor Johnson, un curioso erudito inglés de (al parecer) bastante importancia en la historia cultural de su país, importancia que se pierde al pasar fronteras: se encargó de la primera edición crítica, o anotada, de las obras completas de Shakespeare (la misma editorial acaba de publicar lo que debe de ser el prólogo o estudio introductorio), y también escribió uno de los primeros diccionarios modernos de su lengua. Su fama posterior se la debe a este desmesurado proyecto, en el que el disoluto Boswell se metió de joven, cuando conoció a la eminencia gris y se convirtió en su más o menos inseparable discípulo. Como decía, creo que el doctor Johnson es bastante popular en el ámbito anglosajón (Chesterton lo cita a menudo, y de una manera que implica que es una presencia importante en los ambientes cultos), pero parece que la figura que empieza a resplandecer es la del propio Boswell, al que poco menos que se tenía por alguien con suerte que tuvo la buena idea de apuntar lo que Johnson le decía en sus paseos. He visto que se ha publicado otro tochazo en el que se cuenta la vida de Boswell, y sobre todo como llevó a cabo la tarea de escribir la que se considera de manera un tanto convencional la mejor biografía jamás escrita. Boswell, cuando no se iba de putas o andaba borracho, le daba la paliza a todo el que hubiera tenido la más mínima relación con Johnson o con algún amigo del mismo para confirmar cualquier nimio detalle, recopiló listas de la compra, cuantas de papelería o notas escolares y se quemó las pestañas para buscar cualquier papelucho del grafómano indolente que parece que era su biografiado. El resultado, para un lector de hoy en día (bueno, para mí, vamos), es demencial, hipnótico, a ratos desternillante, y muchas veces apasionante. La, para mi gusto, extraordinaria traducción de Martínez-Lage mantiene la extrañeza arcaica del estilo original (supongo, claro, porque no tengo ningún ejemplar en inglés), que va muy bien con el mundo vagamente incomprensible que se retrata. De tan minucioso como se quiere la descrpción, no surge una comprensión cabal de Samuel Johnson, sino una miríada de impresiones desconcertantemente incompatibles (¿era Johnson un lector compulsivo pero desatento, o un estudioso aplicado y paciente?¿era refinado en el trato, o un mostrenco tirando a grosero? Pues por lo que se ve, dependía del día y de la hora, igual que era indolente y maníaco depresivo, a la vez que tenía una fuerza de voluntad y una capacidad de trabajo rayanas con lo mítico), de la misma manera que uno no puede dejar de percibir que por debajo de la admiración sin límites que Boswell profesa por su objeto de estudio subyacen corrientes de sentimiento bastante más rencorosas.
Como decía, ahora las corrientes de favor soplan en favor del durante siglos postergado Boswell, a raíz de la aparición de su diario, durante mucho tiempo bajo llave por su contenido más o menos escandaloso. En España se publicó hace pocos años un extracto, y efectivamente, en todas las páginas que hojeé acababa en una taberna o en un burdel, aunque también tomaba el té con gente respetable y leía libros a mansalva.
El Acantilado ha publicado otras obras capitales de este mismo carácter "transversal", también de manera íntegra, como Las memorias de ultratumba, de Chateubriand, o Las conversaciones con Goethe, de Eckermann (o los ensayos de Montaigne), todos por encima de las mil páginas, proyectos que parecerían suicidas a priori, pero que han conocido un sorprendente éxito (todos llevan varias reimpresiones), y el colmo de los colmos sería que se atrevieran con las Memorias de Saint-Simon, probablemente el monumento literario más friqui de la historia de la humanidad.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Hellboy II



Mercedes y yo nos acercamos a ver Hellboy II, y a los dos nos pareció un soberano rollo. Ella es fan irredenta de los cómics, y andaba medio cabizbaja intentando imaginar qué había movido a Mignola a meterse en esta historia. Como yo no he leído ninguno, y me da igual que el dibujante haya querido comprarse una casa con la pasta que le han pagado o ligarse a Selma Blair en el rodaje, me he entregado a mi pasatiempo favorito, que es teorizar sobre cualquier cosa, y aprovecho esta coyuntura para proponer una categorización de lo que llamaremos el cine de aventuras (o de acción, por ampliar el campo) posmoderno. Las características principales de estas pelis es que:
a) Son larguísimas y no se acaban nunca
b) Los clímax de las secuencias de acción se estiran hasta lo delirante
c) La trama principal suele ser apocalíptica a lo bestia: lo menos que se destruye es la Tierra (El Señor de los anillos, Armagedon), pero lo normal es que la cosa sea cargarse el universo entero mundial (Matrix, Transformers, y la madre del cordero, toda la saga de La Guerra de las galaxias)
d) La puesta en escena es de una aparatosidad pasmosa: hasta la secuencia de transición más anodina se rueda con grúa, y siempre aparecen: 1) travellings aéreos, que articulan el siempre interesante punto de vista de las golondrinas. 2) Un plano larguísimo en que la cámara se pasea por laberintos, baja a las cavernas, o se mete por los conductos del ventilador, todo eso en un plano secuencia imposible.
e) Como consecuencia de todo lo anterior, la supuesta trayectoria narrativa de los personajes no le importa a nadie, empezando por el guionista y terminando por el espectador. El tinglado se sostiene sobre una sucesión de secuencias espectaculares que pretenden atrapar al espectador mediante la fascinación escópica (una estrategia similar a la del porno, por cierto), y se diría que la estructura del relato no es más que una percha de la que colgar mamporros y persecuciones. Con lo que uno se olvida a los cinco minutos del argumento (a ver: que alguien me cuente qué caso había que resolver en Arma letal 2, o que me relate lo que se supone que pasa en Piratas del Carbe).
De hecho, las obras maestras del género (desde La jungla de cristal hasta Kill Bill, por abrir un amplio abanico temporal) suelen ser las más modestas en sus planteamientos argumentales.
En Hellboy II tenemos esa acumulación de temas como para hacer bulto tan habitual en el género: por separado podrían haber dado lugar a estupendas películas (me quedo con la de los hermanos gemelos albinos, vástagos de un linaje condenado a sobrevivir en las catacumbas), pero aquí parecen un catálogo que uno mira más bien aburrido. A Hellboy se le ahorran los conflictos subjetivos de la primera entrega, y se pasa toda la peli haciendo el gamberrete, y su química con la piroquinética es nula (¡Si es que hasta la Selma Blair parece una sosa!, que uno se pregunta si los superhéroes tienen hijos de una manera diferente al resto de los mortales, y no hace falta roce alguno), aunque eso no es nada comparado con el rollito que hay entre la princesa y el colega del grupo que parece un pez, que hace que la vergüenza ajena inunde al espectador.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Las trroyanas en el Matadero




El otro día éramos dos espectadores (incluyéndome a mí) los que estábamos en la sala viendo Caos calmo, pero el Matadero siempre está lleno, o siempre que voy yo, por lo menos. Ayer estaba hasta arriba, y como siempre me encontré a amigos y conocidos y hasta familiares, que por allí andaba mi hermano.

Las Troyanas venía con aureola de acontecimiento teatral de Mérida, y para ver la buena salud del teatro no hay más que fijarse en el despliegue de superproducción que se ha montado en torno a algo tan poco comercial a primera vista como esta tragedia de Eurípides, pensada, como todas, para representarse sin escenografía.

Eurípides tiene fama de ser el más descreído de los trágicos cuyas obras han llegado a nuestros días (además de Eurípides, Esquilo y Sófocles), y no había leído nada suyo. Como hoy estoy en plan didáctico, recordaré que las tragedias se representaban durante unas fiestas determinadas, y que cada autor presentaba una trilogía trágica y una comedia. Al parecer, había una votación del público y se elegía la mejor. Las Troyanas se presentaron en el año 415 aC, según leo en la introducción del volumen de Gredos, junto a dos tragedias y una comedia que se han perdido, y el concurso lo ganó un "oscuro" escritor; supongo que lo de oscuro es porque no se sabe nada de él. Si mis conocimientos históricos no me fallan, Atenas ya estaba metida en sus guerras peloponésicas con Esparta, cosa que se nota en las diatribas abundantes que contra los espartanos se pronuncian en la obra.

Las Troyanas comienzan con un diálogo entre Poseidón y Atenea al que Mario Gas le da un aire desmañadamente bufo, y que creo que cualquier adaptador inteligente debería haberse cargado (a mí me recordó a la conversación tan marciana que Dios y el demonio mantienen al comienzo del libro de Job). Atenea ha ayudado a los aqueos, pero acaba mosqueada con ellos porque, tras la victoria, le han han roto los muebles de su casa, sin respetar su templo, que esa chica parece tonta, y le pide ayuda a Poseidón, amiguete de los troyanos, para que les hunda la flota en su regreso. Tras este fallido prólogo entramos en la situación: los griegos acaban de entrar en Troya con el famoso caballo, han pasado a cuchillo a todos los hombres, y llevan a las mujeres a la playa a la espera de que decidan como se las reparten en su condición de botín sexual. El papel principal le cae a Hécuba, la mujer de Príamo, y por lo tanto madre de super Héctor y del cretino de Paris (aunque esto se dice menos), y cuyas hijas tienen una especie de solos dramáticos de distinta índole: Casandra, por ejemplo, sale como una poseída, muy contenta de que le haya tocado a Agamenón en suerte, al que le augura todo tipo de desgracias para él y para su linaje (que como doy por sabida su historia me la ahorro).
En una extraña escena sale Helena defendiéndose de las acusaciones que todo elmundo le lanza, mientras Hécuba se encarga de darle la réplica. Si estructuralmente es un desastre, el contenido es muy interesante, porque ambas se mueven en paradigmas diferentes: "medieval" el de Helena, hablando de dioses, destinos, premoniciones; y "moderno" el de Hécuba, apelando a la subjetividad y la personalidad individual como fruto de todos los males. Si Eurípides deja pistas acerca de su agnosticismo acerca de los dioses tradicionales, en su obra emerge una deidad devastadora capaz de arrasar con todo un mundo... Pues claro! El deseo desmelenado de la mujer! Esa especie de goce andante que es Helena, y cuyo deseo ningún hombre parece poder colmar, es designada como la causa de todos los males.

martes, 2 de septiembre de 2008

Norwegian wood

Tokio blues está llena de referencias a libros que un cultivado lector como yo conoce, y cuyos ecos en la novela deslinda sin demasiados problemas (aparte de que son libros muy conocidos, El gran Gatsby, La montaña mágica, Faulkner), pero como no hay mayor analfabeto que un intelectual, desconocía la canción de los Beatles que da título al libro (y muchas de las otras que se citan sin parar), así que Susana ha tenido la delicadeza evangélica de mandármela en un archivo, imagino que infringiendo alguna norma de la inquisición de nuestros días, la sgae.
Y como me echa la bronca por la longitud desmesurada de mis entradas, seré conciso. Aparte de sorprenderme la sencillez de los arreglos, habituado a la aparatosidad en la producción de cualquier chunda chunda de nuestra contemporaneidad (con el añadido de la presencia de un sitar, que es casi el único instrumento que se oye), llama la atención la melancolía que se concentra en su anécdota mínima: una chica invita a su casa al narrador, y tras estar de palique hasta las tantas de la noche lo manda a dormir al baño. Por la mañana ella ha desapareecido, y la enigmática frase del final sobre el fuego que enciende se puede entender como que ha quemado la casa o que ha vivido un sueño (en wikipedia leo que norwegian wood era la madera de pino con que se hacía el parqué en aquella época, y no un bosque mítico en las praderas escandinavas). Y no es de extrañar que la canción sea el himno de la pareja que vive la muy triste historia de amor imposible de Tokio blues: ya no un (dificilísimo) encuentro sexual, hasta una conversación entre ellos tiene tantas aristas dolorosas que pueden dejarlos en la cuneta durante meses.
Y se acabó.